martes, 7 de junio de 2011

Braulio


Pablito, el hijo de unos colegas, cumplió siete años hace poco. Sus padres me pidieron un cromo de su muñeco del alma: Braulio, antes de que éste acabase hecho un guiñapo, es lo que suele pasar con los muñecos preferidos de los enanos. Yo, todavía conservo a Mateo, mi oso de peluche, en relativo buen estado pero claro, mi muñeco no tenía domingas.