Tengo pocos amigos y creo que es mejor así, porque todos ellos son mis mejores amigos. Salva es uno de ellos.
Cuando quedamos, nos tomamos unas cañitas, yo soy más de tomar botellines pero mi a mi colega le gusta la cerveza de barril, así que para no incordiar pedimos dos y, ¡listos!
Salva está más sordo que una tapia, tiene audífonos pero no le sale de los cojones ponérselos, así que he tenido que aprender a hablar con él a grito pelao, vaya, que hasta el último parroquiano llega a enterarse de nuestra plática.
Conocí al que acabaría siendo mi amigo en un abrevadero del Barrio Gótico que era la sede del "Club de los Amigos de la Cerveza", todo un programa... Cuando me afilié a la CNT, volvimos a coincidir, nuestra relación fue haciéndose más estrecha, hasta que acabamos trabajando codo con codo en la redacción de "La Soli", "Solidaridad Obrera", el periódico de la CNT de Cataluña. ¡Qué bien me lo pasaba! Pocas veces he tenido la ocasión de dibujar con tanta libertad, "fichamos" a una buena caterva de pintamonas y la redacción y el bar de al lado se convirtieron en un hervidero de ideas, disfrutábamos, y nuestro "Director", Salva, nos daba más y más cuerda.
Todavía recuerdo las toneladas de mierda que vertieron sobre nosotros por un edito de mi amigo donde nos mofábamos de la política lingüística de San Jordi Pujol y que me tocó ilustrar. O cuando reunimos a 12 dibujantes para un encarte del periódico en el que todos y cada uno a su manera nos cagábamos en dios y en sus representantes terrenales.
Lo de nuestro paso por la redacción de "La Soli" acabó hace tiempo pero Salva y yo seguimos cagándonos en dios y en todos los malnacidos que nos gobiernan. Lo hacemos en el bar que está al lado de la sede del Sindicato, yo vociferando para que mi amigo me oiga bien. Hablamos de todo, somos colegas, aunque a estas alturas somos más familia que simplemente amigotes.
Anoche la familia de Salva, que también es mi familia, me avisó de que mi colega no vendrá más, ni al bar ni a ninguna parte... ¡Me cago en dios! Además todavía le debo una ronda.
Cómo te voy a echar de menos...
¡Chau, amigo!