viernes, 1 de mayo de 2020
martes, 24 de diciembre de 2019
martes, 3 de septiembre de 2019
El Club de las Chicas Malas, tribute
Los compis de Autsaider Cómics andan maquinando una suerte de homenaje al precioso tebeo de Ryan Heshka. Mientras se va cocinando la cosa, les dejo con un fragmento de mi aportación.
lunes, 15 de abril de 2019
El Club de las Chicas Malas
Los coleguis de Autsaider Cómics acaban de publicar este álbum posfeminista de Ryan Heshka, un trabajo preciosista editado de modo ídem. En este caso me hice cargo de la rotulación de las tapas, de la de las tripas se encargó mi hermano Ata.
Pueden pillar el librito en cualquier librería o comiquería decente, pero les recomiendo acudir a esta casa de cómics por los modales tan exquisitos con los que promociona el Autsaiderismo.
Actualización: Aquí les dejo el enlace a la página oficial de Autsaider Cómics.
martes, 2 de abril de 2019
sábado, 5 de enero de 2019
miércoles, 15 de agosto de 2018
domingo, 10 de junio de 2018
Asco, no siento nada más que asco
Me habré pasado media vida enrrollándome con causas perdidas, bien porque uno se identifica con ellas o siente que pese a todo, hay que brindarles un apoyo.
Hace dos décadas, cuando me afilié al Sindicato de Artes Gráficas de la CNT, pensaba que nuestra profesión podría adquirir así el respeto que se merece. Pero no, ni estábamos en los felices años 30 del S. XX y, salvo en contadísimas excepciones como al calor de los compañeros de la redacción del periódico SOLIDARIDAD OBRERA y de su director y también grandísima persona Salva Gurucharri (no hay día en que no te eche de menos, amigo). Para los demás; sólo éramos "Los artistas", nunca fuimos currantes. No soy artista ni jamás he pretendido serlo, ¿pero qué hostias significa esa connotación tan peyorativa? ¿Acaso los artistas están por debajo de la mierda? ¿No son personas, ni trabajan, ni son dignos de respeto?
Durante esos largos años me habrá pasado de todo, desde unos "alternativos" de las Islas Canarias, que tras haberles entregado el encargo, con prisas como siempre (Y pagando yo los gastos de envío), te responden que cuando te pases por La Islas, te invitarán a tomar una copa. Pasando por los piesnegros que fusilaban tus dibujos para estampar remeras o papel de fumar. O trabajar para esas editoriales de medio pelo en las que de repente, hasta el encargado del almacén era un experto en Artes Gráficas o Filosofía. Y tras haberte hinchado las pelotas hasta límites intolerables, si lo que cobrabas llegaba para comprar un lapicero nuevo, ¡alegría!
También estuve en lo que ellos llamarían el "lado oscuro": Prensa y Publicidad. Son campos duros, durísismos, muy competitivos, regidos por la urgencia. Allí, tampoco se acierta siempre pero si algún encargo se tenía que echar atrás, por el motivo que fuese, ningún Director Creativo o Redactor se portó como una alimaña conmigo. Y si hubo alguno, que se pudra en su propia mierda.
Llevo bastante tiempo alejado de ambos mundos, del uno por la nula afinidad ideológica y del otro porque entre crisis económicas y demás avances tecnológicos, todo se fue al garete.
Hace escasos meses que empezaron a surgir agrupaciones vecinales en el Casco Viejo de BCN. No se puede negar que acá tenemos unos problemas enormes de especulación imobiliaria, gentrificación, narcopisos, ruido, pisos turísticos, vómitos y borracheras y por consiguiente, una epidemía de vecinos que tienen que verse abocados a tomar ansiolíticos.
¡Y volví a tropezar! Éste último es un asunto que me atañe a mí y. también a la gente que quiero, es nuestro barrio, a fin de cuentas. Y empezamos con lo típico: "Venga, diséñanos una pancarta, otra y otra…" No soy diseñador gráfico, pero aún así, "…te pedimos esto, lo otro y más." (mientras sea por el bien del barrio, servidor mira para otro lado). Amén de la enfermiza obsesión de los comisionados por redactarlo todo en catalán, una "lengua" no precisamente mayoritaria por estos lares, no vaya a ser que se nos ofendan las Juventudes CUPlerianas.
Y ahora viene "la guinda del pastel". La semana pasada se me encargó la confección de un cartel partiendo del típico boceto churretoso de servilleta de bar. No soy diseñador gráfico, vuelvo a decirlo. Tras una semana entera de "cambia esto", "añade lo otro, porque no sabemos ni lo que queremos" (mientras sea por el bien del barrio, servidor mira para otro lado, otra vez.) Una semana de mareos (incluyendo un sábado por la tarde entero, qué más da es mi tarde y, ¿a quién le importa?) Y por fin, poder entregar los "artes finales". Y en ese momento se me sugiere que el cartel "podría" ser obra de otra persona, ¿cómo se le queda el cuerpo a uno? Al cabo de unos minutos recibí un correo en que se me notificaba que el diseño sería el otro: Es decir que ya estaba preparado mientras yo llevaba varios días haciendo el gilipollas desde mi estudio.
No voy a entrar en las valoraciones acerca del cartel "ganador", me la sopla, igual está hasta es más acertado que el que se me encomendó. Lo que no puedo aceptar bajo ningún concepto es que se me haya tenido una semana entera agobiado y entregado a unas mierdas que ni me van ni me vienen, para después darme por saco. Como cualquier hijo de vecino, yo también tengo derecho a mi vida privada.
No merece la pena ni nombrar el nombre del colectivo, sería hacerles un favor.
A PARTIR DE HOY, ¡QUE SE VAYAN A LA MIERDA! ABSOLUTAMENTE TODAS.
Hace dos décadas, cuando me afilié al Sindicato de Artes Gráficas de la CNT, pensaba que nuestra profesión podría adquirir así el respeto que se merece. Pero no, ni estábamos en los felices años 30 del S. XX y, salvo en contadísimas excepciones como al calor de los compañeros de la redacción del periódico SOLIDARIDAD OBRERA y de su director y también grandísima persona Salva Gurucharri (no hay día en que no te eche de menos, amigo). Para los demás; sólo éramos "Los artistas", nunca fuimos currantes. No soy artista ni jamás he pretendido serlo, ¿pero qué hostias significa esa connotación tan peyorativa? ¿Acaso los artistas están por debajo de la mierda? ¿No son personas, ni trabajan, ni son dignos de respeto?
Durante esos largos años me habrá pasado de todo, desde unos "alternativos" de las Islas Canarias, que tras haberles entregado el encargo, con prisas como siempre (Y pagando yo los gastos de envío), te responden que cuando te pases por La Islas, te invitarán a tomar una copa. Pasando por los piesnegros que fusilaban tus dibujos para estampar remeras o papel de fumar. O trabajar para esas editoriales de medio pelo en las que de repente, hasta el encargado del almacén era un experto en Artes Gráficas o Filosofía. Y tras haberte hinchado las pelotas hasta límites intolerables, si lo que cobrabas llegaba para comprar un lapicero nuevo, ¡alegría!
También estuve en lo que ellos llamarían el "lado oscuro": Prensa y Publicidad. Son campos duros, durísismos, muy competitivos, regidos por la urgencia. Allí, tampoco se acierta siempre pero si algún encargo se tenía que echar atrás, por el motivo que fuese, ningún Director Creativo o Redactor se portó como una alimaña conmigo. Y si hubo alguno, que se pudra en su propia mierda.
Llevo bastante tiempo alejado de ambos mundos, del uno por la nula afinidad ideológica y del otro porque entre crisis económicas y demás avances tecnológicos, todo se fue al garete.
Hace escasos meses que empezaron a surgir agrupaciones vecinales en el Casco Viejo de BCN. No se puede negar que acá tenemos unos problemas enormes de especulación imobiliaria, gentrificación, narcopisos, ruido, pisos turísticos, vómitos y borracheras y por consiguiente, una epidemía de vecinos que tienen que verse abocados a tomar ansiolíticos.
¡Y volví a tropezar! Éste último es un asunto que me atañe a mí y. también a la gente que quiero, es nuestro barrio, a fin de cuentas. Y empezamos con lo típico: "Venga, diséñanos una pancarta, otra y otra…" No soy diseñador gráfico, pero aún así, "…te pedimos esto, lo otro y más." (mientras sea por el bien del barrio, servidor mira para otro lado). Amén de la enfermiza obsesión de los comisionados por redactarlo todo en catalán, una "lengua" no precisamente mayoritaria por estos lares, no vaya a ser que se nos ofendan las Juventudes CUPlerianas.
Y ahora viene "la guinda del pastel". La semana pasada se me encargó la confección de un cartel partiendo del típico boceto churretoso de servilleta de bar. No soy diseñador gráfico, vuelvo a decirlo. Tras una semana entera de "cambia esto", "añade lo otro, porque no sabemos ni lo que queremos" (mientras sea por el bien del barrio, servidor mira para otro lado, otra vez.) Una semana de mareos (incluyendo un sábado por la tarde entero, qué más da es mi tarde y, ¿a quién le importa?) Y por fin, poder entregar los "artes finales". Y en ese momento se me sugiere que el cartel "podría" ser obra de otra persona, ¿cómo se le queda el cuerpo a uno? Al cabo de unos minutos recibí un correo en que se me notificaba que el diseño sería el otro: Es decir que ya estaba preparado mientras yo llevaba varios días haciendo el gilipollas desde mi estudio.
No voy a entrar en las valoraciones acerca del cartel "ganador", me la sopla, igual está hasta es más acertado que el que se me encomendó. Lo que no puedo aceptar bajo ningún concepto es que se me haya tenido una semana entera agobiado y entregado a unas mierdas que ni me van ni me vienen, para después darme por saco. Como cualquier hijo de vecino, yo también tengo derecho a mi vida privada.
No merece la pena ni nombrar el nombre del colectivo, sería hacerles un favor.
¡VÁYANSE AL CARAJO!
martes, 5 de junio de 2018
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